Muy probablemente alguna vez te hayas preguntado si era posible que una criatura mítica o fantástica de verdad existiera, y no fuera el producto de la mente de un loco o un artista. Las sirenas son unas de las criaturas más retratadas y complejamente descriptas en libros, películas y otros relatos. Pero, ¿qué chances hay de qué sí existan o hayan existido alguna vez?
- El hecho de que somos la única especie de primate en la cual el pelo no cubre la totalidad del cuerpo, una condición que se da sólo en ambientes acuáticos o subterráneos.
- Los humanos somos los únicos mamíferos bípedos. Esta condición no podría haberse dado fácilmente en la sabana africana, donde evolucionaron los primeros hombres, pero sí en el agua, que mantiene al cuerpo en esta posición.
- La respiración en el humano es distinta que en otros mamíferos, ya que tenemos la capacidad de controlarla voluntariamente. Tal como las criaturas marinas, podemos inhalar tanto aire como necesitemos para zambullirnos en el agua, y luego volver a la superficie por más.
- Al igual que los mamíferos acuáticos, pero a diferencia de los terrestres, los humanos tenemos un exceso de grasa corporal que retenemos durante todo el año.
- Tanto las lágrimas, como la sudoración excesiva, y también la porción de piel que se encuentra entre el dedo pulgar y el índice sugieren, para los devotos de la teoría, antepasados marinos.
- Por último, nuestra facilidad para la natación, mientras que otros mamíferos se mueven torpemente en el agua, sugiere que parte de nuestra evolución ocurrió de manera acuática.
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