El sello de la bestia

Marca de la Bestia

La Marca de la Bestia es un término bíblico del libro de Apocalipsis, del Nuevo Testamento, que está asociado con la Bestia de Apocalipsis en el capítulo 13.[1] En la mayoría de los manuscritos del Nuevo Testamento, la marca de la Bestia está comúnmente asociada al número 666. En ediciones críticas del texto griego, como la Novum Testamentum Graece, se señala que el número 616 es una variante.[2] [3] El número está habitualmente relacionado con Satanás y con el Anticristo. El origen de esta asociación está en el libro de Revelaciones de San Juan del Nuevo Testamento:

En Ap 13:17 y Ap 15:2 se dice que el número 666 no es la marca de la bestia, sino el número del nombre de la bestia. Para calcular el número es necesario conocer el nombre, y conociendo éste debería ser sencillo averiguar qué es la marca.

Probablemente entenderemos como número, la cantidad de algún líder de un país: por ejemplo acaso nos acercamos al presidente No. 666 de los Estados Unidos....así pudiéramos deducir cualquier evento....

Visión cristiana

Esta visión diferente suele variar de una Iglesia a otra, ya que existen varias derivadas del cristianismo.

La versión cristiana Católica sugiere que este número representa a un emperador del imperio Romano que fue el mayor opositor a la expansión del Cristianismo, dado que en la biblia se habla de que el anticristo ya existía en época de los Apóstoles:

Según algunas doctrinas religiosas cristianas, este número sería la marca que impondría el dictador mundial (el Anticristo), en la mano derecha o la frente de cada ser humano, al final de los tiempos de la Tierra. Se cree que la denominación 666 (Seiscientos sesenta y seis) es una base numérica para denotar al anticristo.

Ante todos las interpretaciones que se hacen por mucha gente con diferente significado cada una, el apóstol Pedro dijo claramente:

Sépanlo bien: ninguna profecía de la Escritura puede ser interpretada por cuenta propia, pues ninguna profecía ha venido por iniciativa humana, sino que los hombres de Dios han hablado, movidos por el Espíritu Santo.

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